El año nuevo se festeja a lo grande alrededor del mundo, sin embargo es importante mencionar el origen del mismo. Más allá de un nuevo cambio y propósitos para realizar.
La tradición del año nuevo nació en Roma en 46 antes de Jesucristo. Con el objetivo de darle un homenaje a Janus, Dios pagano de las puertas y del comienzo, por lo que Julio César decidió dedicarle una fiesta.
Comida, ofrendas de medallas, ramas y dulces, el año nuevo tenía que ser recibido en la alegría y la abundancia durante 10 días. Por ello el mes de enero heredó el nombre de Janus, quien por su doble cara, representa un tiempo de transición entre el año pasado y el año que empieza.
Aunque, más tarde, es Sylvestre, 33° papa quien ocupó la Santa Sede durante 22 años, dío su nombre a esta noche del año nuevo. Ciertos historiadores dicen que Sylvestre fue escogido solamente porque su nombre evocaba el bosque (símbolo muy importante en las tradiciones de la Antigüedad), otros dicen que el 31 de diciembre se relaciona solamente con su muerte.
Ante atraer la tradición a México, millones de familias celebran la bienvenida a un año nuevo con una cena entre familia y amigos, por lo que, los platillos tradicionales se esperan con destacan entre la mesa.
12 deseos antes de las 12
Las 12 uvas es una tradición que se utiliza en la víspera del Año Nuevo. Esta tradición consiste en dar 12 uvas a cada miembro de la familia. Estas uvas deben ser ingeridas con las últimas 12 campanadas del año. Por cada campanada se ingiere una uva y se pide un deseo para el próximo año.
Así, al día siguiente, el primer día del año las familias vuelven a reunirse para disfrutar del famoso «recalentado»
Te puede interesar: ¡Se armó el plan! Cena de Año Nuevo en Teotihuacán
MAO
